Futuros blogs

Desde que decidí crear mi propio blog he comenzado ha desarrollar una actividad como escritor un poco difícil para mí que prefiero las matemáticas y la informática. Desde la escuela estas dos materias eran dos polos opuestos para mí, por supuesto, yo siempre pertenecí al polo de las matemáticas. Cuando cree este espacio me dije ¿cómo es que te vas a enfrentar a una tarea como esta?, donde mis referencias eran los magníficos artículos de la Yoani Sánchez con su forma poética de escribir -lo mismo que todo el pueblo cubano y yo pensamos-. Pero realmente hasta ahora no he tenido problemas con hacer ninguno de mis artículos porque cuando se trata de acusar las cosas que hace el gobierno dictador de mi patria la musa me aparece muy creadora, y con selección de temas para escribir, lastima que no esté en Cuba porque sino pudiera subir 100 artículos al día.

Entre las cosas que he hecho es leer, leer y leer, para estar actualizado de todo lo que ocurre en mi patria, he incluido en la columna derecha de mi página todos los blogs que sigo, ordenando los escritos desde los más recientes.

He encontrado magníficos blogs como Leave Out All The Rest, donde lo dedica a sus hobbies, a sus canciones preferidas, a su vida, pura armonía. En cambio nosotros -mi blog, Generación Y, Octavo Cerco, Voces Cubanas y otros- tenemos que tener el látigo en mano, para que en un futuro nuestros hijos puedan tener en Cuba un blog como cualquiera de estos jóvenes que viven en países democráticos.

Ni angustias ni problemas

Hace unos días –después de escribir mis primeros artículos en mi blog- recibí un email de una “amiga” que es graduada en psicología diciéndome: “… no tengo respuestas a tus angustias ni problemas…” refiriéndose a uno de mis post. Inmediatamente le respondí –como es habitual en mí en estas ocasiones- diciéndole que yo no tengo ni angustias ni problemas, pero dedico este artículo para ampliar cuáles son algunos de los problemillas que tiene el pueblo cubano:

• En Cuba NO hay libertad ni democracia. Aquí en Italia yo la tengo, inclusive siendo inmigrante.
• En Cuba NO puedes criticar la gestión del presidente. Aquí ves como critican a los políticos por todos los medios de comunicación –aclarando que no todos son del gobierno-.
• En Cuba tienes que callarte –punto en boca- cuando el gobierno está haciendo algo mal. En cambio aquí tienes la libertad de decir las cosas cuando alguien hizo o está haciendo algo mal.
• Aquí nadie está pendiente de lo que haces o lo que dejes de hacer, tienes la libertad de poder salir a otros países o hacer turismo nacional. En Cuba ni esto último se puede hacer, el turismo nacional es todo un lujo que sólo ciertas personas hijas de papá lo realizan.
• Etc, etc, etc.

En fin, tengo el privilegio de vivir con libertad -con el favor de Dios- aquí en Italia, ahora soy yo el que tengo una respuesta para dar a todos los problemas y angustias que vive mi pueblo: ¡Abajo la dictadura! ¡Libertad para todos los presos políticos y para los que el gobierno les ha negado el permiso de salida! ¡Fin del control! ¡Libre Internet para todo el pueblo cubano!

Lo que calla el Comandante

[Foto: Tomada de Indymedia]

Hace un tiempo un amigo mío chileno me comentó que había visto un documental de Michael Moore, “Michael Moore in CUBA with 9/11-Victims”, donde comparaba el servicio médico de los Estados Unidos (EEUU) con algunos de otros países, entre ellos el cubano. Después de yo ver el documental del señor Moore, estaba de acuerdo con él en un punto: el sistema de salud de los EEUU no funciona, es el peor del mundo. Lo que no me gustó del documental es que se entra en el juego sucio de los Castro, ¿o acaso el Sr. Moore piensa que cualquier extranjero puede entrar al Hospital “Hermanos Amejeiras” a atenderse? Yo -que soy cubano- le voy a responder: “NO Moore, los extranjeros no pueden entrar a ningún hospital de Cuba para recibir atención médica, sólo pueden ir a aquellos hospitales con servicio a los no nacionales, donde tienen que pagar en dólares americanos (USD). Y le digo más, no cualquier cubano puede –porque quiere- ir a atenderse al hospital ‘Hermanos Amejeiras’, tenemos que ir al hospital más cercano a nuestra residencia y si queremos ir al afamado hospital que muestra en su documental tenemos que pagar una buena suma de dinero o llevarle al médico -que nos va atender- un lujoso regalo”.

Lo que me sorprende de todo esto es la hipocresía de los señores Castro, como se quedan callados y permiten ciertas cosas cuando les convienen. Para que se acabe la mentira y para que vean la cruda verdad les propongo ver este video que vi hace un tiempo en el programa de María Elvira Live, “Lo que calla el comandante” realizado por dos periodistas españoles en un viaje a Cuba.

Las caras sucias

Cada vez que un amigo mío extranjero me dice que quiere ir a Cuba a mí se me cae la cara de vergüenza. ¿Qué opinión se llevarán de mi tierra cuando, después de pasar dos semanas de vacaciones, regresen a sus países?

La añoranza por tu patria te hace olvidar las cosas malas y feas que están en ella. La primera vez que salí de Cuba y llegué a Europa estaba deslumbrado por la limpieza, la organización, el color de los paisajes y de las ciudades. Pasó el tiempo y tuve que regresar, la primera mala impresión al tocar suelo cubano fue ver el nuestro querido e impresionante Aeropuerto Internacional “José Martí”, el suelo estaba sucio, casi el 20% de las luces estaban fundidas y las que quedaban no tenían los watts necesarios para alumbrar bien, la carpintería maltratada, etc. ¡Qué desilusión! Ese gran mito que sentimos los cubanos -cuando salimos por primera vez- por el aeropuerto internacional de La Habana se cayó, y más si la procedencia es el “Charles de Gaulle” de París.

Nuestras ciudades tienen las caras sucias, resultado de tantos años sin maquillajes y como consecuencia de muchos otros problemas. ¿Será que el gobierno cubano sólo puede dedicarles dinero a “Los cinco héroes prisioneros del imperio y a sus familiares” o a pagarles a todos los infiltrados de la contrainteligencia que tienen a sus servicios en diversos países del mundo? En vez de estar preocupados porque le quiten el poder, ¿por qué no le dedican una pequeñísima parte de ese dinero a todos los problemas urgentes que nos acarrean hoy a nuestra patria?

El experimento falló

Unos pocos años después del triunfo de la Revolución cubana empezaron a escasear productos, poco a poco todo se fue terminando y destruyendo, sin ver -por ningún lado- la gestión del gobierno en responder a esas necesidades. Algunas personas empezaron a creer en un posible cambio del gobierno, supongo yo que haya sido porque en aquellos tiempos el pueblo cubano estaba acostumbrado a tener presidentes por periodos cortos, además de tener la posibilidad del voto directo. Los años fueron pasando, las cosas han seguido igual y seguimos sufriendo de los mismos males, o de otros nuevos con enfermedades terminales, sin remedio.

Hagamos todos una suposición, pensemos –sólo por un momento- que somos hijos o parientes de esa alta clase Castrista. El resultado será notado rápidamente, nos convertimos en personas sin ningún tipo de necesidad, con todo resuelto: casas amplias donde vivir, sin pensar qué comer día a día, autos para moverse, en fin, un lujo total. Ahora me hago varias preguntas: ¿así quién no va a creer en la Revolución?, ¿quién no va a defender al gobierno de los Castro?, y miles otras que me hago cuando me encuentro personas defendiendo lo indefendible.

Pero la realidad es otra, el pueblo no tiene ninguna de estas posibilidades -que nos imaginamos anteriormente-, no es que seamos mal agradecidos, es que hemos visto a nuestros padres y abuelos sudar la gota gorda y ellos en estos momentos no tienen nada, donde lo más triste es que ni la opción de disfrutar su vejez pueden, han perdido toda su vida arando la tierra para al final no obtener ningún resultado. Muchos han visto pasar su juventud esperando un cambio, pero nada, ahora no tienen fuerzas ni esperanzas.

Hace dos años un compañero mío de trabajo -casi en su edad de retiro- me dijo: “El experimento falló, llevamos 50 años de Revolución y no se han obtenido ningún resultado”. Termino hoy con la respuesta del actor cubano Roberto San Martín -el hijo de Susana Pérez- en una entrevista en Dicho&Hecho, “...Lo único que pido para Cuba es que la gente no viva esperando a que pase algo, porque no va a pasar. Las cosas no pasan: se hacen pasar, hay que hacer que ocurran...”

¿Y al final se lo creyeron?

Desde pequeños nos hacen repetir consignas en el matutino como "Pioneros por el comunismo, seremos como el Ché" y otras tantas que me molesta recordar. Esta perorata era día por día, además salías de este acto matinal y al llegar al aula te encontrabas con las respectivas fotos de Fidel y el Ché, quiere decir que el día entero tenías que estar mirando a "Los dos Napoleones".

A mí jamás me propusieron pertenecer a ninguna fila comunista, ¡por suerte! Tal parece que nunca me vieron talento para formar parte de ese movimiento comunista. Así pasé la secundaria, después el preuniversitario, el servicio militar activo y la universidad, y jamás ningún compañero de clase me propuso, en esas reuniones privadas que se realizaban, ser cantero de las filas juveniles. Al contrario, me daban evaluaciones malas ideológicamente -con lo que me interesaban a mí esos criterios sin sentidos-. Hasta que llegó el momento en que no puede decir que no.

Para viajar en Cuba al extranjero, como se dice en el argot cubano, uno se tiene que comer un león, un tanque de guerra y un alambre de púa. Fue entonces que en mi Departamento de trabajo me dijeron: "Como tu eres tan joven, si quieres viajar a Italia, tienes que ser militante de la UJC* si o si.", y este pobre infeliz de la Isla de la Juventud, hijo de campesinos, tuvo que aceptar la propuesta sin titubeos. Pero yo necesitaba para salir al extranjero ese paripé, como sucede con miles de jóvenes diariamente en Cuba que para obtener algunos beneficios necesitan de ese carné. Pero siempre me hice una pregunta, ¿y al final se creyeron que yo algún día pertenecí a esas filas comunistas?, donde sus integrantes más activos, por lo general, son los estudiantes con más mala cualificación.

Cuando regresé de Italia pedí mi baja del centro laboral y para entonces me recordaron que ya me habían aprobado en las filas y que si me iba tenía que llevarme el traslado para mi próximo centro laboral. Lástima que en Italia, para encontrar buenas oportunidades, no se necesitan esas estupideces.

*UJC: Unión de Jóvenes Comunistas.

La rebelión en nuestra granja

A mi familia jamás le simpatizó el actual gobierno cubano de los Castro, me acuerdo aún cuando mis abuelos me decían que lo que escuchaba no se podía decir en la escuela, y ni hablar estos temas cuando ciertas personas visitaban nuestra casa. Así crecí yo.

Cuando llegué a la universidad y empecé a conocer mis nuevos compañeros también me acordaba de lo que me repitieron siempre en casa, pero con el tiempo empecé a simpatizar con algunos y me permití hablar de ciertos temas. Un día una amiga me recomendó leer un libro, "La rebelión en la granja" de George Orwell, que jamás encontré en ninguna librería cubana -es literatura prohibida-, me acuerdo que era una edición muy antigua y además traía dibujadas algunas ilustraciones de los protagonistas. En una primera ojeada pensé que era para niños, pero cuando continué la lectura me di cuenta rápidamente que era la pura realidad cubana vista en animales domésticos. Desde entonces se convirtió en uno de mis libros preferidos y no dejé de recomendársela a mis amistades.

De la novela de Orwell -nosotros los cubanos- nos vemos reflejamos en las gallinas, ovejas, vacas y caballos. Tenemos que aprender la moraleja y convertirnos todos en el burro Benjamín, no permitir más que los cerdos sigan tomándose nuestras leche y manzanas, y que sigan cometiendo en nuestra patria -nuestra granja- todas las atrocidades que se les antojen.

La CUJAE

Recuerdos no muy agradables me trae mi antigua Universidad, donde empecé a consolidar la doble moral respecto a mis pensamientos políticos. La primera clase práctica fue el momento de comprometerse en ir a la campaña de recogidas de papas, ese momento es todo un espectáculo, te das cuenta de la agilidad de los jóvenes cubanos en inventar historias, escuchas las anécdotas más disparatadas o las excusas sin sentido, y todo por no poder decir "NO QUIERO IR A LA PAPA". Decir estas palabras era -o es- ofender a la Revolución, y en ese momento te sacaban en cara todo lo que ella había hecho por ti y por tu familia.

De esas historias que uno escucha mientras se realiza esta reunión -para recoger las firmas de los compromisos- me recuerdo en particular, nada más y nada menos, la del jefe de mi brigada -o grupo-, era algo similar a: "compañeros, yo no puedo ir a esta importante tarea de la Revolución porque da la casualidad que en esos días tengo un turno médico...", y yo sentado al final del aula que me moría de la risa por dentro, pero a la vez me molestaba su doble moral y su hipocresía. En esos tiempos yo no tenía la necesidad de fingir nada y por tanto mi respuesta fue: "Yo no voy.".

Pasaron los años y yo no pude dejar de ser parte de ese grupúsculo, ya tenía necesidad de fingir, y de decir que sí a lo que pensaba que no, como lo hizo mi compañero de segundo año cuando la papa. Ya para el cuarto año de mi carrera estaba adiestradito, hasta llevé la bandera de "La CUJAE" -yo en primera fila- junto a un gran amigo mío en un desfile del 1ro de mayo. Era una cosa que las personas que me conocían, me veían y no lo creían, pero todo por mi viaje a Italia, o mejor dicho, en aquel momento Italia estaba lejos de mí, el bum era Alemania.

Pero estos conocimientos pasan de generación a generación, por ejemplo, a mí me lo enseñó bien una señora que estaba muy bien entrenada en esos menesteres, siendo MUY buena militante del PCC*.

De estas generaciones existen algunos que logran salir airosos de esa mala, sucia y asquerosa práctica, por ejemplo, yo. Otras en cambio se reafirman, las mente se les bloquea de tal forma que ya no se dan cuenta que viven una vida de mentiras, y hasta logran realizar las cosas más roñosas del mundo hacía otras personas, cosas sin el perdón de Dios.

*PCC: Partido Comunista de Cuba.

Mi primer artículo

Hoy cuando he leído el blog de Yoani Sánchez se despertó en mi ese bichito que tenía oculto de crearme mi propio espacio para opinar. Leer ese escrito sobre los jóvenes iraníes me ha dejado con todos los deseos del mundo de escribir, de poder decir lo que nunca había podido por estar en Cuba.

Agradezco, primeramente, a Yoani que me representa por su forma de pensar, y por sus hermosos artículos de cada día que me mantienen al tanto de mi querida patria. También a todos aquellos que han publicado materiales en Internet de cómo hacer un blog. A esta maravillosa herramienta de google que en tres simples pasos puedes realizarte un espacio come este.

Este es mi primer paso para apoyar a todos los jóvenes de mi generación, que en estos momentos están en Cuba y sufren día a día la falta de poder hablar, de poder decir todo lo que sienten, tenemos negada la libertad de expresión. Hoy comienza en mí una nueva etapa, el momento de decir todo lo que años atrás no dije.